lunes, 20 de septiembre de 2010

DESAFIO DOÑANA 2010

Bueno, esta es mi primera entrada en el blog, y lo hago por la puerta grande pues comienzo con mi bautizo de fuego en la larga distancia, en el DESAFIO DE DOÑANA.
La experiencia no ha podido ser mejor, fin de semana con un gran ambiente deportivo, con amigos de excepción, en el que todo acompañó. Partimos hacia Sanlúcar cinco, Jose Ángel (el líder y/o liante), Paco (el cuasi pro), Julio, Paul y yo.
Cada uno venía con sus expectativas, las mías se resumían en ver si el entrenamiento, que aunque de bastante volumen, fue nulo en calidad debido a lo apurado del tiempo, daba para acabar la prueba. Con este pensamiento empecé la prueba en el segmento de bicicleta con muchísima prudencia, quizá demasiada, ya que me quedé en un grupo bastante perezosete, que me llevaba a medio gas. Seguí con el grupo hasta la primera subida, en la que descolgamos a Julio, y me quedé con otro triatleta llamado Antonio y con Paul. Aquí empezamos a apretar algo más, hasta la subida/pared de arcos, donde mi ritmo era superior y me quedé más sólo que la una. Como no quería esperar al resto decidí apretar hasta encontrar algún grupillo, y se me hizo eterno, pues no fue hasta pasados unos 10km que vi a lo lejos dos puntitos, hice mis cálculos y me la jugué apretando en llano para cogerlos. Me puse en modo sangre llaneando a unos 45 km hora y exprimiendo hasta que conseguí cogerlos pasados otros 10 km más o menos. A partir de entonces y hasta el final de la prueba fuimos cogiendo y dejando gente hasta acabar en un minipelotón de unos 7 en la llegada de nuevo a Sanlúcar, haciendo al final en total unos 180 km. En la transición me lo tomé con mucha calma, me coloqué el neopreno para descansar las piernas y me fui a dar un chapuzoncillo en el guadalquivir, un kilometrillo que la verdad me supo a gloria. En la siguiente transición, otra vez con calma, me paré, bebí, comí, y me dispuse a coronar la prueba con un paseillo de 30 km por el parque natural de Doñana. La verdad que la llegada a meta fue lo mejor, escoltado por mi novia Irene (que tiene el cielo ganado, todo sea dicho) y mi joyita, el niño de mis ojos, mi precioso hijo Gonzalo.

En general, muy buenas sensaciones. Me he quedado con ganas de más, y por supuesto que habrá más...


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